Microrelatos
Mi Viaje
Ahí estaba yo, bien rodeado como de costumbre, peinado a raya, una tez limpia y casi brillante diría , con el semblante sereno y un gesto de satisfacción en el rostro de quien se sabe querido y respetado, de quien a conciencia ha sabido rodearse de mucho y muy bueno para dar sentido a su camino y cuya aportación a sus compañeros de viaje no pasó nunca desapercibida, recibiendo el adiós con esa lágrima entre dolor y amor, preparado para el viaje final, el camino de no retorno o el definitivo despertar a lo eterno.
Chema Picaza
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